REFLEXOLOGÍA PODAL INFANTIL ZARAGOZA
"MÉTODO ÁNGELES HINOJOSA" - Cambiando el concepto de salud en los niños -
sábado, 2 de noviembre de 2013
Cada órgano dañado responde a un sentimiento
Hoy quiero dejaros la contra de LaVanguardia, ya que me parece una entrevista a la que se le puede sacar muco partido y confirma la relación que hay entre salud emocional y salud física, espero que os guste:
CADA ÓRGANO DAÑADO RESPONDE A UN SENTIMIENTO Emociones
Las enfermedades son una tentativa de autocuración, una reacción biológica de supervivencia frente a un acontecimiento emocionalmente incontrolable, de manera que cualquier órgano dañado corresponde a un sentimiento preciso y tiene una relación directa con las emociones y los pensamientos. Junto al doctor Philippe Levy, Flèche creó nuevos protocolos para organizar un método de diagnóstico original emocional y una nueva forma de terapia breve que busca en las emociones el origen y la solución a las enfermedades. Tiene publicados 17 libros sobre la descodificación biológica, cuatro de ellos traducidos al español. El cuerpo como herramienta de curación (Obelisco) ha vendido tres ediciones
El cuerpo es nuestra herramienta de curación?
Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.
Bueno, cada uno es cada cual...
Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.
¿Eso es para usted la enfermedad?
Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.
¿Nace el conflicto?
Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.
Póngame otro ejemplo.
Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.
Pero tener prisa es psicológico.
Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.
¿Y provoca un síntoma?
Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.
Dígame.
El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.
¿Realidad energética?
Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.
¿Y es irreversible?
Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estabas sola con mis hijos" "Si estas con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.
A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.
Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.
¿Todo conflicto provoca enfermedad?
No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.
¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?
Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.
¿Estómago e intestino?
No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización...
¿Lo adecuado para estar sano?
Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones procuradas: fútbol, cine... Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida se multiplica por dos.
La ira y la violencia se expresan a sus anchas.
Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia, y la descarga enfadándose con su mujer. Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.
Leer más: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110530/54163306905/cada-organo-danado-responde-a-un-sentimiento.html#ixzz2jUDIZO6g
miércoles, 2 de octubre de 2013
TALLER PARA PADRES DE REFLEXOLOGÍA PODAL INFANTIL
Hola a Todos,
Volvemos a retomar los talleres!!!! Empezaremos un nuevo Taller de REFLEXOLOGÍA PODAL INFANTIL dirigido a padres.
Nos reuniremos en el CEI ZAGALINES, Av. puente del Pilar, muy cerquita del puente de hierro, los viernes a partir del 18 de Octubre, de 17:30 a 19:30!!!
Como siempre, y en talleres anteriores aprenderemos que la Reflexología Podal Infantil es una gran herramienta para ofrecer a nuestros hijos, ellos son muy receptivos a la estimulación de las zonas reflejas. Su respuesta es inmediata y siempre positiva.
Con esta herramienta enseñamos a nuestros hijos a confiar en sus cuerpos y en ellos mismos, a la vez que les ayudamos a superar los problemas que se presentan en la niñez, como catarros, gripes, bronquitis, etc...
Potenciamos el vínculo afectivo, con confianza, atención y contacto físico.
OBJETIVO
Apoyar a madres y padres comprometidos con la salud de sus hijos, y aprender a resolver las dolencias más típicas de la infancia, a través de los puntos reflejos presentes en las plantas de los pies.
TALLERES
Teórico-práctico. Incluye libro y material audiovisual de Reflexología Podal Infantil. (Única Publicación en Europa sobre el tema) + Aceite
El curso tiene una duración total de 12 horas, dos horas por sesión.
Trabajaremos la relajación, el sistema inmunitario, el sistema digestivo, el sistema urinario y el sistema respiratorio.
Si estáis interesados podéis contactar con nosotros, si os interesa pero no podéis ese horario me lo comunicáis y buscaremos alternativas o nuevos grupos.
RECORDAR: PLAZAS LIMITADAS!!!!
lunes, 28 de enero de 2013
TALLER PARA PADRES DE REFLEXOLOGÍA PODAL INFANTIL
Hola a Todos,
Esta vez escribo para informaros que en breve empezaremos un nuevo
Taller de REFLEXOLOGÍA PODAL INFANTIL dirigido a padres.
Nos reuniremos en el CEI ZAGALINES, Av. puente del Pilar, muy cerquita
del puente de hierro, los viernes a partir del 8 de Febrero, de 17:30 a
19:30!!!
Como siempre, y en talleres anteriores aprenderemos que la Reflexología Podal Infantil es una gran
herramienta para ofrecer a nuestros hijos, ellos son muy receptivos a la
estimulación de las zonas reflejas. Su respuesta es inmediata y siempre
positiva.
Con esta herramienta enseñamos a nuestros hijos a
confiar en sus cuerpos y en ellos mismos, a
la vez que les ayudamos a superar los problemas que se presentan en la niñez,
como catarros, gripes, bronquitis, etc...
Potenciamos el vínculo afectivo, con confianza,
atención y contacto físico.
OBJETIVO
Apoyar a madres y padres comprometidos con la salud
de sus hijos, y aprender a resolver las dolencias más típicas de la infancia, a
través de los puntos reflejos presentes en las plantas de los pies.
TALLERES
Teórico-práctico. Incluye libro y material
audiovisual de Reflexología Podal Infantil. (Única Publicación en Europa sobre
el tema) + Aceite
El curso tiene una duración total de 10 horas, dos
horas por sesión.
Trabajaremos la relajación, el sistema inmunitario,
el sistema digestivo, el sistema urinario y el sistema respiratorio.
Si estáis interesados podéis contactar con nosotros, si os interesa pero no podéis ese horario me lo comunicáis y buscaremos alternativas o nuevos grupos.
RECORDAR: PLAZAS LIMITADAS!!!!
sábado, 8 de diciembre de 2012
"La reflexología no interfiere en los procesos naturales", Entrevista a Mauricio Kruchik
Llegó a mi esta esntrevista de Mauricio Kruchik. En seguida la devoré de principio a fin, Mauricio es un reflexólogo muy reconocido y admirado. Todas mujeres que han ido a sus formaciones o conferencias no han quedado indiferentes y cuentan haber vivido experiencias únicas en esas sesiones.
Os dejo esta entrevista y el enlace original para quele echéis un vistazo, porque... no tiene desperdicio nada de lo que dice.
"La reflexología no interfiere en los procesos naturales", Entrevista a Mauricio Kruchik, reflexólogo
Mireia Long | 30 de octubre de 2012
En Bebés y más, siempre desde nuestra linea de trabajar de ofreciéndole a nuestros lectores el mayor rigor posible, os hemos hablado de fórmulas alternativas para mejorar la experiencia del embarazo y el parto: masajes, ejercios de respiración, canto, acupuntura y hoy queremos conocer mejor lo que ofrece la reflexogía a las madres.
Para acercaros la reflexología hemos entrevistado a Mauricio Kruchik, uno de los más conocidos especialistas en la reflexología y la maternidad. Yo, debo decir, tengo dudas sobre estas terapias alternativas, pero precisamente, por mis dudas, creo que es interesante averiguar cual es la base en la que se apoyan.
Os dejo esta entrevista y el enlace original para quele echéis un vistazo, porque... no tiene desperdicio nada de lo que dice.
"La reflexología no interfiere en los procesos naturales", Entrevista a Mauricio Kruchik, reflexólogo
Mireia Long | 30 de octubre de 2012
En Bebés y más, siempre desde nuestra linea de trabajar de ofreciéndole a nuestros lectores el mayor rigor posible, os hemos hablado de fórmulas alternativas para mejorar la experiencia del embarazo y el parto: masajes, ejercios de respiración, canto, acupuntura y hoy queremos conocer mejor lo que ofrece la reflexogía a las madres.
Para acercaros la reflexología hemos entrevistado a Mauricio Kruchik, uno de los más conocidos especialistas en la reflexología y la maternidad. Yo, debo decir, tengo dudas sobre estas terapias alternativas, pero precisamente, por mis dudas, creo que es interesante averiguar cual es la base en la que se apoyan.
jueves, 8 de noviembre de 2012
FIEBRE EN LOS NIÑOS
La fiebre es uno de los síntomas que con frecuencia viven nuestros pequeños y nos enfrentan a una toma de decisiones que durante mucho tiempo ha sido la de combatirla mediante antitérmicos.
La primera vez que mi pequeño tuvo un episodio de fiebre que yo consideré que era elevada, 38,5ºC, acudí a mi pediatra y me explicó que este tipo de episodios era frecuente en los más pequeños de la casa, por aquel entonces no conocía la reflexología. Por suerte para mi, el pediatra me explicó que tenía que diferenciar febrícula de fiebre, y que lo importante era ver el estado anímico del niño para preocuparme o no por él ya que la fiebre es el mecanismo natural del cuerpo para combatir cualquier virus o bacteria y que era importante dejarlo actuar ya que es el mecanismo más rápido con el que cuenta nuestro cuerpo para combatir realmente el problema real y el cuerpo tiene que aprender a defenderse por sí solo. Desconfiada de estas palabras que hoy considero muy sabias, busqué más información al respecto y este es uno de los artículos que leí y acabó de convencerme para creer que la fiebre no es un síntoma por sí solo al que he de actuar por sistema con un antitérmico. Ahora confío en el proceso natural de defensa de nuestro cuerpo en caso necesario en casa lo acompañamos de reflexología y antes de efectuar el paso de dar un antitérmico a mis enanos procuro si así lo creo necesario, combatir la fiebre con métodos menos agresivos como por ejemplo algo de paños de agua fría y muchos mimos, hasta que descubro qué es lo que realmente provoca la fiebre.
Poco tiempo después, descubrí otro artículo que hoy después de pasar con Noa, mi pequeña, dos días de fiebres altas, enrte 38º y más de 40º, decido añidarlo también, aunque mucha de la información ente ambos artículos es coincidente, en este último además habla de los efectos que pueden llegar a tener los antitérminos, espero que os interese. Además, lo pongo, porque una persona muy querida por mi que ayer mismo me preguntó por mi princesa, me comentó el tema de las convulsiones, al contarle yo que no le había dado los antitérmicos famosos y que había decidido solo combatir la fiebre para apaciguar su cansancio y fatiga con sesiones de reflexología podal,y paños de agua fresquita, le recomendé que leyera estos artículos que hablan sobre el mito de las convulsiones y la fiebre.
Copio aquí los artículos que mencionaba para que veais la opinión de algunos expertos:
Durante mucho tiempo, bajar la fiebre ha sido casi un dogma de fe incuestionable en nuestra sociedad y aún lo sigue siendo en muchos ámbitos. Cuando la temperatura del termómetro se eleva, amenazador, por encima de los 37 ºC se convierte automáticamente, para muchos, en dos cosas: En una señal de peligro y en el pistoletazo de salida para rebajarla cuanto antes (con los omnipresentes y socorridos paracetamol e ibuprofeno).
Nuestra cultura muestra una arraigada aversión a la fiebre y, cuando hablamos de padres primerizos, esta aversión puede convertirse en una verdadera fiebrofobia, de la cual son muy conscientes los pediatras. En buena parte, ello se debe a que detrás de la fiebre existen muchos mitos terroríficos que implican, sobre todo, a los más pequeños. El principal mito y que más miedo deja a su paso es el mito de que la fiebre puede provocar un daño cerebral grave e irreversible (algo que no ocurre salvo a temperaturas muy elevadas, por encima de 42º C). El otro mito terrorífico es la supuesta capacidad de la fiebre para provocar graves convulsiones (de producirse, son leves y suelen aparecer con fiebres bajas y, además, el tratamiento de la fiebre no las previene).
Pese a todo lo anterior, entre los profesionales médicos se está extendiendo más y más una posición racional y científica ante el tratamiento de la fiebre, lejos de los miedos sin fundamentos y generalizados en torno a ella. Los estudios clínicos comparativos sobre las ventajas y desventajas de tratar o no la fiebre se incrementan con los años y la información de la que se dispone para actuar es mucho mayor. A la vista de lo que se sabe, ¿se debe o no se debe combatir la fiebre?
Con esta entrada, me gustaría iniciar una serie de "educación pediátrica", sobre algunos de los temas de consulta más habituales. Y es que una información correcta nos puede ahorrar a los padres angustia y desplazamientos innecesarios, y a los médicos tiempo, lo que no les vendrá nada mal, dado el colapso que ya hay en muchos centros sanitarios y la que se nos viene encima, con los recortes anunciados.
Empiezo con la fiebre, ya que es el motivo más habitual de consulta en pediatría, hasta en el 50% de los casos, según Jesús Martínez, pediatra y autor del blog El médico de mi hij@ y promotor del grupo de Facebook con el mismo nombre, del que ya he escrito en algunas ocasiones. En mi caso es verdad. Cada vez que uno de mis churumbeles se pone más calentito de lo normal, me tengo que repetir este mantra: "La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga". Normalmente, el mantra interior viene seguido de cruce de miradas con Eduardo, y la pregunta, por cualquiera de los dos: "¿Qué hacemos, vamos a que el pediatra le eche un vistazo?".
La primera vez que mi pequeño tuvo un episodio de fiebre que yo consideré que era elevada, 38,5ºC, acudí a mi pediatra y me explicó que este tipo de episodios era frecuente en los más pequeños de la casa, por aquel entonces no conocía la reflexología. Por suerte para mi, el pediatra me explicó que tenía que diferenciar febrícula de fiebre, y que lo importante era ver el estado anímico del niño para preocuparme o no por él ya que la fiebre es el mecanismo natural del cuerpo para combatir cualquier virus o bacteria y que era importante dejarlo actuar ya que es el mecanismo más rápido con el que cuenta nuestro cuerpo para combatir realmente el problema real y el cuerpo tiene que aprender a defenderse por sí solo. Desconfiada de estas palabras que hoy considero muy sabias, busqué más información al respecto y este es uno de los artículos que leí y acabó de convencerme para creer que la fiebre no es un síntoma por sí solo al que he de actuar por sistema con un antitérmico. Ahora confío en el proceso natural de defensa de nuestro cuerpo en caso necesario en casa lo acompañamos de reflexología y antes de efectuar el paso de dar un antitérmico a mis enanos procuro si así lo creo necesario, combatir la fiebre con métodos menos agresivos como por ejemplo algo de paños de agua fría y muchos mimos, hasta que descubro qué es lo que realmente provoca la fiebre.
Poco tiempo después, descubrí otro artículo que hoy después de pasar con Noa, mi pequeña, dos días de fiebres altas, enrte 38º y más de 40º, decido añidarlo también, aunque mucha de la información ente ambos artículos es coincidente, en este último además habla de los efectos que pueden llegar a tener los antitérminos, espero que os interese. Además, lo pongo, porque una persona muy querida por mi que ayer mismo me preguntó por mi princesa, me comentó el tema de las convulsiones, al contarle yo que no le había dado los antitérmicos famosos y que había decidido solo combatir la fiebre para apaciguar su cansancio y fatiga con sesiones de reflexología podal,y paños de agua fresquita, le recomendé que leyera estos artículos que hablan sobre el mito de las convulsiones y la fiebre.
Copio aquí los artículos que mencionaba para que veais la opinión de algunos expertos:
Bajar o no bajar la fiebre, he ahí la cuestión
Por: Esther Samper | 13 de enero de 2012
Nuestra cultura muestra una arraigada aversión a la fiebre y, cuando hablamos de padres primerizos, esta aversión puede convertirse en una verdadera fiebrofobia, de la cual son muy conscientes los pediatras. En buena parte, ello se debe a que detrás de la fiebre existen muchos mitos terroríficos que implican, sobre todo, a los más pequeños. El principal mito y que más miedo deja a su paso es el mito de que la fiebre puede provocar un daño cerebral grave e irreversible (algo que no ocurre salvo a temperaturas muy elevadas, por encima de 42º C). El otro mito terrorífico es la supuesta capacidad de la fiebre para provocar graves convulsiones (de producirse, son leves y suelen aparecer con fiebres bajas y, además, el tratamiento de la fiebre no las previene).
Pese a todo lo anterior, entre los profesionales médicos se está extendiendo más y más una posición racional y científica ante el tratamiento de la fiebre, lejos de los miedos sin fundamentos y generalizados en torno a ella. Los estudios clínicos comparativos sobre las ventajas y desventajas de tratar o no la fiebre se incrementan con los años y la información de la que se dispone para actuar es mucho mayor. A la vista de lo que se sabe, ¿se debe o no se debe combatir la fiebre?
Lo primero que debemos tener en cuenta sobre la fiebre es que es un mecanismo de defensa natural, que se produce, casi siempre, en respuesta a una infección en el que los microbichos habituales suelen ser principalmente los virus y, con menor frecuencia, las bacterias. Por tanto, la fiebre en sí misma no tiene por qué ser mala, ni muchísimo menos. De hecho, múltiples estudios constatan que dificulta la proliferación de virus y bacterias y que mejora la respuesta del sistema inmune desde diversos frentes.
¿Podría ser, entonces, que tratar la fiebre fuera, en realidad, peor que no tratarla? Los resultados que están ofreciendo los últimos estudios científicos sobre el tema reflejan que, por lo general, la utilización de tratamientos contra la fiebre no acorta la duración de la enfermedad y que existe, además, el riesgo de efectos adversos. En cuanto a mortalidad, en estudios experimentales con animales, por ejemplo, sabemos que el uso de antitérmicos eleva el riesgo de muerte (en tratamientos contra la gripe y en tratamientos frente a neumonías, entre otros). Sin embargo, son muy pocos los estudios realizados en humanos sobre este aspecto y, desde la comunidad científica médica, se solicitan con urgencia.
De entre los pocos estudios de cierta calidad que podemos encontrar sobre la relación entre antitérmicos y mortalidad, se halla el estudio realizado en la Universidad de Miami sobre 82 pacientes críticos. En él se constató que el grupo de personas que recibía tratamiento contra la fiebre a 38.5 ºC poseía una mortalidad mayor (7 personas) que el grupo de personas que recibía el tratamiento a 40 ºC (1 persona). No es un tamaño de muestra muy grande y es imprescindible que se realicen más estudios como éste con una mayor cantidad de personas pero es, sin lugar a dudas, una razón de peso para replantearse la actuación médica predominante frente a la fiebre.
Así pues, ¿qué hacer ante la fiebre? La postura más clara (planteada por instituciones como el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica de Estados Unidos), en estos momentos, es que no hay que combatir la fiebre a diestro y siniestro sino en casos puntuales. Como se comenta con frecuencia entre los médicos: "hay que tratar a la persona y no al termómetro" y, así, según las condiciones del paciente pueden o no estar indicados los antitérmicos.
De esta forma, estaría indicado su uso, por ejemplo, en niños con fiebre y evidente malestar general (los que están con fiebre y buen estado no lo necesitarían), cuando se posee una fiebre de 40ºC o superior o de larga duración y en determinados enfermos críticos o crónicos. De rutina, no hay que tener miedo a la fiebre, sino identificar aquello que lo desencadena y actuar con sentido común frente a ello. Aunque como en todo, hay excepciones. Sí que hay 3 casos en el que la presencia de fiebre, por sí sola, puede ser una señal de alarma:
-Fiebre por encima de los 40 ºC en cualquier persona
-Fiebre de 4 o más días de duración en niños.
-Bebé menor de 3 meses con fiebre
En los 2 primeros casos, hay que ir sin demora al médico y, en el caso de fiebre en un bebé menor de 3 meses, acudir corriendo a urgencias.
http://blogs.elpais.com/la-doctora-shora/2012/01/bajar-o-no-bajar-la-fiebre-he-ahi-la-cuestion.html¿Podría ser, entonces, que tratar la fiebre fuera, en realidad, peor que no tratarla? Los resultados que están ofreciendo los últimos estudios científicos sobre el tema reflejan que, por lo general, la utilización de tratamientos contra la fiebre no acorta la duración de la enfermedad y que existe, además, el riesgo de efectos adversos. En cuanto a mortalidad, en estudios experimentales con animales, por ejemplo, sabemos que el uso de antitérmicos eleva el riesgo de muerte (en tratamientos contra la gripe y en tratamientos frente a neumonías, entre otros). Sin embargo, son muy pocos los estudios realizados en humanos sobre este aspecto y, desde la comunidad científica médica, se solicitan con urgencia.
De entre los pocos estudios de cierta calidad que podemos encontrar sobre la relación entre antitérmicos y mortalidad, se halla el estudio realizado en la Universidad de Miami sobre 82 pacientes críticos. En él se constató que el grupo de personas que recibía tratamiento contra la fiebre a 38.5 ºC poseía una mortalidad mayor (7 personas) que el grupo de personas que recibía el tratamiento a 40 ºC (1 persona). No es un tamaño de muestra muy grande y es imprescindible que se realicen más estudios como éste con una mayor cantidad de personas pero es, sin lugar a dudas, una razón de peso para replantearse la actuación médica predominante frente a la fiebre.
Así pues, ¿qué hacer ante la fiebre? La postura más clara (planteada por instituciones como el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica de Estados Unidos), en estos momentos, es que no hay que combatir la fiebre a diestro y siniestro sino en casos puntuales. Como se comenta con frecuencia entre los médicos: "hay que tratar a la persona y no al termómetro" y, así, según las condiciones del paciente pueden o no estar indicados los antitérmicos.
De esta forma, estaría indicado su uso, por ejemplo, en niños con fiebre y evidente malestar general (los que están con fiebre y buen estado no lo necesitarían), cuando se posee una fiebre de 40ºC o superior o de larga duración y en determinados enfermos críticos o crónicos. De rutina, no hay que tener miedo a la fiebre, sino identificar aquello que lo desencadena y actuar con sentido común frente a ello. Aunque como en todo, hay excepciones. Sí que hay 3 casos en el que la presencia de fiebre, por sí sola, puede ser una señal de alarma:
-Fiebre por encima de los 40 ºC en cualquier persona
-Fiebre de 4 o más días de duración en niños.
-Bebé menor de 3 meses con fiebre
En los 2 primeros casos, hay que ir sin demora al médico y, en el caso de fiebre en un bebé menor de 3 meses, acudir corriendo a urgencias.
Repetid este mantra: "La fiebre es mi amiga"
Por: Cecilia Jan| 20 de abril de 2012
No soy capaz de recordar las veces que habré ido a Urgencias o al pediatra sin cita previa desde que soy madre. En mi ranking particular de causas, están fiebre, tos, mocos, picaduras y dermatitis. Pero últimamente, vamos menos, gracias a una mezcla de la famosa inmunización de los niños con la edad (sí, sí, hay esperanza: David, con cuatro años y medio, ya no tiene el moco siempre colgando ni la tos permanente de los tres primeros años), algo de experiencia, y algunas dosis de concienciación.
Con esta entrada, me gustaría iniciar una serie de "educación pediátrica", sobre algunos de los temas de consulta más habituales. Y es que una información correcta nos puede ahorrar a los padres angustia y desplazamientos innecesarios, y a los médicos tiempo, lo que no les vendrá nada mal, dado el colapso que ya hay en muchos centros sanitarios y la que se nos viene encima, con los recortes anunciados.

Y he de decir que estoy muy orgullosa porque últimamente he conseguido resistir varias veces el impulso de llegarme a Urgencias, y en su lugar, he hecho lo que aconsejan los médicos cuando no hay más síntomas que la fiebre: quedarme en casa y esperar a ver cómo evoluciona.
Normalmente, la evolución es que la fiebre se espacia cada vez más, y a los dos-tres días te das cuenta de que el niño está como una rosa, con mocos y tos, pero como una rosa. Y te has ahorrado una visita al pediatra, en una sala de espera llena de gérmenes, para que te digan "Es muy pronto, pero probablemente será un virus. Dalsy (ibuprofeno) o Apiretal (paracetamol) cada seis-ocho horas y mucho líquido, y vuelve si no se le quita en un par de días".
"La fiebre es la reacción que tiene nuestro organismo para defenderse de los ataques externos. Si el cuerpo sube la temperatura, el germen atacante está más incómodo, se reproduce menos", explica Jesús Martínez en palabras sencillas. Por tanto, insiste, es una aliada. De hecho, cuenta que "antes de que existieran los antibióticos, la mamá se quedaba más tranquila cuando subía la fiebre, porque sabía que el niño se iba a mejorar".
Sin embargo, dice Martínez, desde que se generalizó el uso de los termómetros, se ha extendido la fiebrefobia, una obsesión por que no suba la temperatura. E insiste en que lo que hay que tratar es el malestar que puede llevar aparejada la fiebre, pero no la temperatura en sí. "Hay que conseguir que el crío no esté llorón, irritable. Pero si está pegando saltos con 40º C, no hace falta bajar la fiebre. Ni despertar al niño cuando duerme" para darle el antitérmico.
A esta fiebrefobia han contribuido los propios médicos, admite Martínez: "Vas a Urgencias con un brazo roto y te preguntan si has tenido fiebre", bromea. "Yo les digo siempre lo mismo a los padres: la fiebre no me interesa. ¿Qué más le pasa al niño?".
Otra causa de la obsesión por bajar la fiebre es la sucesión de mitos en torno a la misma, como que produce meningitis o convulsiones o que te puede freír el cerebro (Amalia Arce, la mamá pediatra, también habla de este tema en su blog y en la web del Hospital de Nens, en el que trabaja). "Es al revés. La meningitis te puede dar fiebre muy alta, de 40º o 41ºC, pero con muchos otros síntomas. Un niño puede estar muriéndose de meningitis con solo 37,5ºC", dice el pediatra, que asegura que tampoco se quema el cerebro. En cuanto a las convulsiones, explica que "aparecen por variaciones bruscas de la temperatura, es decir, porque sube muy rápidamente la fiebre o porque la bajamos muy rápidamente". En estos casos, aunque se pasan a los pocos minutos, "te llevas el gran susto porque el niño se pone morado y no respira, pero no puedes hacer nada, más que llevarlo al médico a que lo vean y te tranquilicen".
Martínez recuerda que los niños pequeños son menos eficaces para bajar la temperatura que los adultos, por lo que tienen muchas subidas de temperatura por ir sobreabrigados, al dormir la siesta... Y también porque les atacan con más frecuencia los "virus "cortos", que se curan solos en 24-48 horas. Por eso, ante una fiebre de corta evolución, como un par de horas, no sirve de nada ir al pediatra, "porque no se puede ver nada". "Quédate en casa, obsérvalo, y si lleva 24-48 horas y tiene otros síntomas, como mucha tos y mocos, o diarrea, consulta", recomienda. En cualquier caso, hay que acudir al médico cuando hay fiebre en estas circunstancias:
También, aunque muchos pediatras aún lo prescriban, recomienda no alternar ambos, ya que la evidencia científica no ha encontrado beneficios significativos en esa alternancia, y sí puede potenciar los efectos secundarios de ambos o aumentar el riesgo de error en la dosificación.
En resumen, la fiebre no es mala de por sí, al contrario, es un arma de nuestro cuerpo para controlar las infecciones. Así que cuando se presente, no hay que dar antitérmicos para bajarla a toda costa, sino sólo si causa malestar al niño. Ni hay que salir corriendo a Urgencias, sino ver la evolución y si hay otros síntomas. Repetid conmigo: "La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga".
http://blogs.elpais.com/mamas-papas/2012/04/repetid-este-mantra-la-fiebre-es-mi-amiga.html
Normalmente, la evolución es que la fiebre se espacia cada vez más, y a los dos-tres días te das cuenta de que el niño está como una rosa, con mocos y tos, pero como una rosa. Y te has ahorrado una visita al pediatra, en una sala de espera llena de gérmenes, para que te digan "Es muy pronto, pero probablemente será un virus. Dalsy (ibuprofeno) o Apiretal (paracetamol) cada seis-ocho horas y mucho líquido, y vuelve si no se le quita en un par de días".
"La fiebre es la reacción que tiene nuestro organismo para defenderse de los ataques externos. Si el cuerpo sube la temperatura, el germen atacante está más incómodo, se reproduce menos", explica Jesús Martínez en palabras sencillas. Por tanto, insiste, es una aliada. De hecho, cuenta que "antes de que existieran los antibióticos, la mamá se quedaba más tranquila cuando subía la fiebre, porque sabía que el niño se iba a mejorar".
Sin embargo, dice Martínez, desde que se generalizó el uso de los termómetros, se ha extendido la fiebrefobia, una obsesión por que no suba la temperatura. E insiste en que lo que hay que tratar es el malestar que puede llevar aparejada la fiebre, pero no la temperatura en sí. "Hay que conseguir que el crío no esté llorón, irritable. Pero si está pegando saltos con 40º C, no hace falta bajar la fiebre. Ni despertar al niño cuando duerme" para darle el antitérmico.
A esta fiebrefobia han contribuido los propios médicos, admite Martínez: "Vas a Urgencias con un brazo roto y te preguntan si has tenido fiebre", bromea. "Yo les digo siempre lo mismo a los padres: la fiebre no me interesa. ¿Qué más le pasa al niño?".
Otra causa de la obsesión por bajar la fiebre es la sucesión de mitos en torno a la misma, como que produce meningitis o convulsiones o que te puede freír el cerebro (Amalia Arce, la mamá pediatra, también habla de este tema en su blog y en la web del Hospital de Nens, en el que trabaja). "Es al revés. La meningitis te puede dar fiebre muy alta, de 40º o 41ºC, pero con muchos otros síntomas. Un niño puede estar muriéndose de meningitis con solo 37,5ºC", dice el pediatra, que asegura que tampoco se quema el cerebro. En cuanto a las convulsiones, explica que "aparecen por variaciones bruscas de la temperatura, es decir, porque sube muy rápidamente la fiebre o porque la bajamos muy rápidamente". En estos casos, aunque se pasan a los pocos minutos, "te llevas el gran susto porque el niño se pone morado y no respira, pero no puedes hacer nada, más que llevarlo al médico a que lo vean y te tranquilicen".
Martínez recuerda que los niños pequeños son menos eficaces para bajar la temperatura que los adultos, por lo que tienen muchas subidas de temperatura por ir sobreabrigados, al dormir la siesta... Y también porque les atacan con más frecuencia los "virus "cortos", que se curan solos en 24-48 horas. Por eso, ante una fiebre de corta evolución, como un par de horas, no sirve de nada ir al pediatra, "porque no se puede ver nada". "Quédate en casa, obsérvalo, y si lleva 24-48 horas y tiene otros síntomas, como mucha tos y mocos, o diarrea, consulta", recomienda. En cualquier caso, hay que acudir al médico cuando hay fiebre en estas circunstancias:
- Si es menor de tres meses, hay que consultar con el pediatra cuando aparezca, puede haber una infección oculta, como las de orina.
- Si se prolonga tres o cuatro días sin otro síntoma.
- Si hay una gran irritabilidad, no para de llorar, tiene un comportamiento raro.
- Si está absolutamente decaído, no se espabila, tiene un color raro, no come nada.
- Si tiene dificultad respiratoria grave.
También, aunque muchos pediatras aún lo prescriban, recomienda no alternar ambos, ya que la evidencia científica no ha encontrado beneficios significativos en esa alternancia, y sí puede potenciar los efectos secundarios de ambos o aumentar el riesgo de error en la dosificación.
En resumen, la fiebre no es mala de por sí, al contrario, es un arma de nuestro cuerpo para controlar las infecciones. Así que cuando se presente, no hay que dar antitérmicos para bajarla a toda costa, sino sólo si causa malestar al niño. Ni hay que salir corriendo a Urgencias, sino ver la evolución y si hay otros síntomas. Repetid conmigo: "La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga. La fiebre es mi amiga".
http://blogs.elpais.com/mamas-papas/2012/04/repetid-este-mantra-la-fiebre-es-mi-amiga.html
miércoles, 7 de noviembre de 2012
EL CUERPO GRITA LO QUE LA BOCA CALLA!!
"La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma"
J. S. Bach
domingo, 28 de octubre de 2012
DALAI LAMA DICE...
"Si la mente está ocupada en pensamientos positivos, es más difícil que el cuerpo enferme."
Dalai Lama.
Dalai Lama.
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